viernes, 9 de marzo de 2012

Capítulo 9.

   Tal vez no debería haberme enfadado tanto. Son cosas que ellos deben arreglar. Yo no voy a interponerme entres sus asuntos, ahora no.  Pero me importaban que se hiciesen mal. No sé para mí… era algo por así decirlo extraño, por supuesto que no quería que a Ashton le pasase nada le quería sobre todo y de estaba totalmente segura, él siempre estaría ahí, siempre lo había hecho… Pero era algo extraño, antes Declan era alguien extraño, un desconocido para mí, alguien que incluso había aborrecido. Pero ahora que se había abierto a mí… era realmente frágil como un trocito de cristal que puede quebrarse en cualquier momento pero podía ser duro y frío. Alguien que podía ocultar su dolor perfectamente aunque por dentro parecía tener verdaderos problemas y pasar desapercibido, alguien que se había abierto, que había sido honesto conmigo y eso era importante para él  por lo tanto había confiado en mí. Pero también me sacaba de mis casillas sin ningún problema, en ocasiones era demasiado odioso.
   Este pensamiento había estado rondando mi cabeza toda la mañana. Ya está lo he decidido. Hablaría con él y así podríamos arreglar todo. Pero dejé todo esto  a un lado y me despejé, ya que había quedado con Ashton dentro de una hora y media.
   Voy hasta el baño y abro el armario donde están todas las toallas. Cojo dos, un champú y un gel y lo dejo encima de la silla que tengo a mi lado. Giro el grifo hacia la derecha para dejar caer el agua caliente y así llenar la bañera, mientras se llena voy desvistiéndome y cuelgo el vestido en una percha.
   Toco con la yema de los dedos el agua para comprobar la temperatura, está caliente, así que introduzco el pie con cuidado para no notar tanto el cambio de temperatura. Allí todo me parece tranquilo y me siento bien, sin problemas acobijada bajo un manto de agua caliente que me protege, que acaricia mi piel suavemente. Me siento como una niña. Echo hacia atrás la cabeza y me dejo flotar, estoy cansada pero de esta forma el calor ablanda mis músculos y los relaja. Después de unos minutos ya estoy más relajada así que empiezo a enjabonarme.
   Cuando salgo de la bañera cojo una de las toallas que había dejado encima de la silla y la coloco alrededor de mi cuerpo, después cojo la otra toalla que es más pequeñas y formo un turbante con mi pelo.
    Salgo del baño dejando el cristal del armario empañado y me dirijo a mi habitación.


   Ahora toca decidir que me pongo, miro el reloj, falta menos de una hora para que llegue Ashton así que tendré que darme prisa. Elijo un vestido azul claro con el que me siento bien,  pero antes de ponérmelo desenrollo la toalla de mi pelo para que se seque. Después, cojo el vestido de encima de la cama y me lo pongo, voy hasta el espejo de cuerpo entero y veo que el vestido se amolda a mí perfección le doy un poco de soltura.
   Suena el timbre y aún no estoy lista.  Tengo el pelo mojado, estoy descalza y aún no he puesto un poco de rímel en mis pestañas. Puede que sea Ashton, siempre suele llegar muy temprano. Así que mientras que abren y me aseguró de que es él, intento ir más deprisa, vuelvo a abrir el armario para encontrar un par de zapatos que vayan con el vestido. El timbre vuelve a sonar, ahora más fuerte.
-         ¡Mamá! ¡Mamá llaman a la puerta! – no está - ¿Emma? ¿Puedes abrir?
   Por lo que veo me toca bajar a mí, porque Emma parece ignorarme. Me levanto del suelo  y me froto las rodillas ahora adormecidas. Vuelve a sonar el timbre.
-         ¡Ya voy!  No sé para qué grito de todas maneras no van a escucharme.
   Bajo por las escaleras y mis pies se mueven automáticamente porque ya conocen el camino lo suficiente. Miro en el salón y veo a Emma sentada en el sofá con lo que parece ser un cuenco de palomitas que abarca con sus pequeños y rechonchos brazos.
   No tiene remedio, con que estaba aquí ¿no podía al menos haberme contestado? En fin…
-         Enana, ¿Qué haces aquí? ¿Acaso no has podido abrir? ¿No has oído el timbre?
-         Sí lo oí, pero como era para ti, y me dijiste que no me metiese en tus asuntos, así que no lo hice.
-         Graciosilla…
   Es su silueta, es él. Abro la puerta y ahí está. Cada vez que lo veo tengo miedo de perderle.  No sé si en un futuro él seguirá aquí,  pero quiero creer en ello, de todas formas lo que importa es que le tengo en mi presente. Cada día es como el primero. En verdad no me gustaría convertirme en una de esas parejas a las cuales lo único que les queda es una relación que no puede acabar por el qué dirán. Parejas que no se conocen realmente como son cada uno.
   Entonces en él aparece esa sonrisa que tanto deseo, de la cual me apodero y no quiero dejarla ir, que es mía, mía y solo para mí.
   Dicen que la pasión se apaga con los años, desaparece y solo vuelve a aparecer en efímeros momentos, ¡qué triste! ¿El amor también desaparece con el tiempo?
   En mi caso me siento como niña con él, como cuando estaba dentro del agua, protegida, a salvo, pero también ansiosa de él cuando no está cerca y solo consciente de un nosotros. Ahora que lo pienso debería cambiar esto soy alguien independiente, no puedo ser tan dependiente de alguien, pero le quiero.
-         Hola, princesa ¿Estás ya lista?
   Me rio y me miro de arriba a abajo señalándome para que vea que lógicamente no lo estoy.
   Le sonrío y él también sabe que mi sonrisa es suya.
-         No, Kayla,  lo decía porque tú siempre estás bien, sea como sea, yo siempre te veo así, guapa, como eres.
   Y los dos nos reímos.
   Después me levanta por la cintura suavemente y coloca mis pies desnudos sobre sus mocasines para que esté más cerca de él. Coloco las manos alrededor de su cuello como lo suelo hacer.  Pero entonces, Emma se abraza a la cintura de Ashton y yo me bajo de sus pies. La verdad creo que s a uno de las pocas personas a las cuales Emma muestra tanto cariño.
-         ¡Hola Ashton!- dice aún abrazada a su cintura y mirando hacia arriba, es tan entrañable cuando quiere- ¡Hola, hola, hola!
-         ¡Hola princesita! ¿Qué tal pequeñaja?- Ashton se agacha y la coge en brazos y ella, feliz se agarra a su cuello para no caerse.
-          Vaya Emma, parece que no seré yo, la hermana que se quede con Ashton…- le digo sonriéndole y ella me devuelve una respuesta en forma de pedorreta.
   Ashton me mira con una mirada llena de ternura que me atraviesa y me hace inundarme de este sentimiento. Después Ashton mira a Emma que sigue entre sus brazos y empieza a hacerle cosquillas y ella se ríe a carcajadas.
-         ¡Para, para, para, para!- toma aire y vuelve a hablar- Vale, vale ya me bajo.
   Ashton vuelve a hacerle cosquillas y ella se ríe más fuerte cada vez.
-         Con que tienes cosquillas ¿Ey bichito?
-         No, no – Emma se intenta poner muy seria, se tapa con su pequeña mano la boca y finge no reírse.
   Ashton respira hondo tras estar riendo y baja con cuidado a Emma hasta el suelo.
-         ¿Ya terminaste con la princesita de la casa?
-         Ahora le toca a la princesa- me coge de la mano.


   Vuelve a sonreír y su mirada se dulcifica. Así me gustaría recordarle siempre. Guardarle en mi memoria como un recuerdo de él que pudiese rescatar vivo, fresco, incluso que pudiese rescatar su aroma. Y guardarlo así eterno, no sujeto al tiempo.
   Vuelvo a acercarme a él y está vez  me besa, suave como dándome una bienvenida su lado. Me separo de él, pero me mantiene a su lado abrazándome. Apoyados frente con frente. No hace falta hablarle fuerte, nos servimos de susurros.
-         Tengo que subir a vestirme-  digo recuperando el aliento- Termino de arreglarme y bajo… ¿Vale?
-          Está bien.
   Sonríe y me deja ir. Va hasta el salón y se siente en el sofá al lado de mi hermana que empieza a parlotear con él y contarle cualquier tontería como siempre. Qué imagen, me gusta verlos así.
    Así que vuelvo al cuarto y paso  al baño. Cojo mi pelo, lo peino juego con él hasta decidir como quiero colocarlo, al final solo recojo el mechón que cae sobre mi cara con una horquilla en forma de flor, del mismo color que el vestido. Atuso el pelo hasta que mis tirabuzones cogen forma y se realzan. Cojo los zapatos que había dejado antes fuera del armario, me los calzo y vuelvo otra vez abajo donde Emma y Ashton siguen sentados en el sofá. La cerradura gira y mamá aparece por la puerta con algunas bolsas de comida.
-         Deja mamá, te ayudaré a llevar las bolsas hasta la cocina.
-         Gracias cariño, la verdad es que pesan bastante- mamá mira hacia el salón y ve a Ashton- ¡Ah! Buenos días Ashton a ti también, no me había percatado de que estabas aquí.
  Le sonríe.
-         Buenos, días señora Milton.
   Ashton se reincorpora del sofá y sobresaltado tartamudea un poco al principio, recobrando después la compostura.
-         Ashton, no hace falta que te levantes, no soy nadie especial- dice sonriéndole- tranquilo querido. No tienes porqué llamarme señora, además de hacerme sentir más anciana, te conozco desde pequeño y siempre te lo he dicho, llámame Annet.
-         Vale, no se preocupe, señ… ¡Annet!
   Mamá entra en la cocina y deja las bolsas en la encimera con un suspiro de alivio. Yo  mientras coloco algunas latas en el armario.
-         ¿Vas salir ahora con Ashton?
-         Sí, estaba esperando a que llegases, para que Emma no estuviese sola en casa.
-         Está bien. No llegues muy tarde ¿vale?
-         Claro mamá.
-         Diviértete, cariño.
   Le doy un beso en la mejilla y me voy.
-         Estoy lista, ¿nos vamos?
-         Claro. Adiós Emma.
   Ashton revuelve el pelo a Emma y ella refunfuña.
  Llevamos algunas horas por ahí, caminamos con las manos entrelazas, hablando de todo un poco, incluso de lo más insignificante.  Pero también hay momentos de silencio, que son necesarios, pero no incómodos como otros, porque cuando realmente conoces a una persona y ella te conoce a ti lo suficiente el silencio es una manera más de decir estoy aquí contigo, a tu lado y acompañado por una mirada es en un enlace entro dos almas, un instante compartido por dos.

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