7 semanas después
La luz de
una nueva mañana me despierta y hace que deje el sueño atrás envuelto en
sábanas de algodón. Muevo las cortinas del balcón, que me muestran la luz de un
buen día que empieza a dar la bienvenida a una próxima primavera. Pero no todo
sigue tan bien, eso me parece, no todo es como antes, algo ha cambiado y no sé
exactamente el qué. Mientras el tiempo me empuja a disfrutar de los primeros
rayos de sol que se cuelan entre las nubes, mi corazón está cada vez más sumido
en una especie de caparazón, intenta ser fuerte pero no puede conseguirlo.
Cada vez estoy más confundida, no sé qué hacer,
ni cómo actuar. Ashton ha estado a mi lado durante dos años y siempre ha sabido
como quererme, incluso él me enseñó a querer. Él es el primero. Pero esos
celos, esos malditos celos, están debilitando nuestra relación cada vez más. Da
igual, puedo perdonárselos, incluso podría escudarle, ya que en estas últimas
semanas he pasado mucho tiempo con Declan. Pero no ha pasado nada entre
nosotros, eso es lo que me mata por dentro, la falta de confianza que tiene
Ashton en mí. Él siempre dice que confía en mí al cien por cien pero que no
confía en Declan, y no le gusta pero verdaderamente
ya no sé si creerle, aunque lo intento porque le quiero.
-
¡Kayla
son las ocho! ¿A qué esperas? Vas a llegar tarde al instituto si no te das
prisa, ¿lo sabes verdad?- la voz ronca matutina de mi madre se escucha desde el
piso de abajo.
¿Las ocho?
Me he quedado embobada mirando por el balcón. Tendría que estar en el instituto
a las ocho y veinte.
-
Ya
voy mamá, bajo en diez minutos.
Me ducharé en
cinco minutos y después elegiré la ropa, ¡Ah! Perfecto, ya la tenía preparada desde
anoche. Pero aún está el problema de cómo llegar a tiempo. Ashton ya no estará en casa, además tiene el coche en
el taller. ¡Tengo la idea perfecta! Ojalá Declan se haya levantado tan tarde
como siempre, entonces el podrá llevarme en la moto ¡Ojalá! Me visto tan
deprisa que tropiezo más de una vez. Cuando por fin me he vestido por completo
y ya calzada bajo por las escaleras a toda velocidad y me despido de mamá.
Gracias a que Declan vive al lado de casa solo tardo unos segundos en llegar. Toco
el timbre pero nadie responde, mierda, mierda, ya se ha ido, para un día que
necesito que se quede dormido… O no, parece que la suerte hoy me sonríe, suena la
puerta del garaje al subir y Declan aparece subido en la moto.
-
¡Declan,
Declan! Tienes que llevarme al instituto, por favor.
-
Emm...
Podría pensármelo.
-
¿Enserio?
Venga te ha ayudado muchas veces, podrás hacerme este favor.
-
Vale,
vale, solo estaba bromeando coge el casco de esa estantería y sube, vamos, al
final llegaremos tarde los dos y no solo tú.
Voy hasta la
estantería pero no puedo alcanzar el casco ya que está en el estante más alto.
-
Declan...
¿puedes ayudarme en vez de estar ahí riéndote de mí?
-
Claro
voy, espera déjame.
Declan me
hace a un lado, pero después me levanta por la cintura de manera que puedo
alcanzar el casco con facilidad. Vaya, esto hace unas semanas me hubiera
parecido demasiado raro, pero ahora que Declan y yo estábamos tan unidos, no
sé.
Declan sube
primero a la moto y se pone el casco haciéndome una señal después para que
suba. Me pongo el casco con cuidado y subo a la moto que ruge bajo mi cuerpo.
Siempre me ha dado miedo este tipo de motos, pero me tranquiliza la idea de que
sea Declan quien conduzca, sé perfectamente que él está habituado a
conducirlas. Me agarro a su espalda, así al menos encuentro un soporte y puedo
sentirme más segura. La moto arranca sin problemas.
-
Bueno,
¿por qué llegas tan tarde? Normalmente sueles estar preparada una hora antes,
eres así de pedante. Siempre te gusta dejar mal a los demás.
Sé que bromea porque siempre sonríe y unos
pequeños hoyuelos aparecen en sus mofletes. Él siempre bromea.
Le
propino un pequeño manotazo en el hombro
y el aprieta el acelerador de la moto porque sabe que eso me molesta. Me aprieto
a él aun más porque tengo miedo de caerme.
-
¡Vale,
ya! sabes que no me gusta.
-
Está
bien, ya paro, de todas maneras sabes que manejo lo suficientemente bien y no
podría pasarte nada. Volviendo a nuestra conversación, ¿dónde te metiste para
tardar tanto?
-
No
sé qué me paso, solo me desperté y por lo que parece me quedé embobada mirando por
el balcón durante demasiado tiempo.
-
Sabes,
eso se llama reflexionar, tomarse un respiro. Por lo que parece no te tomas
muchos.
-
No
tengo tiempo para respiros, ya lo sabes.
-
Pues,
tenemos que hacer un descanso antes de pasar por el instituto. Tengo que
comprar unas cosas.
-
Declan,
por favor, no puedo perder la primera hora, llegaremos tarde. Tú ya estás
habituado pero yo no puedo, mis padres me matarían.
Me hace un
gesto para que guarde silencio y me tranquilice, después pone su mano derecha
en mi rodilla.
-
Respira
e inspira, vamos, tranquilízate.
-
¡Declan!
¡Pon las dos manos en la moto! Aunque tengas tanto manejo no tienes por qué
arriesgarte así.
Llegamos a
una tienda y la moto se para. No creía que fuese en serio.
-
Declan,
tenemos que irnos, de verdad.
-
Espera,
solo tardaré unos segundos.
En estos
momentos me pone muy nerviosa. Vuelve a los cinco minutos cargado con una bolsa
de papel entre los brazos.
-
¿Pero
qué es esto? ¿No pensarás que voy a llevar eso?
-
Exacto,
tú lo llevarás y yo conduzco.
-
Voy
a caerme, además ¿para qué quieres todas estas cosas?
Deja las
bolsas en mis manos y sube otra vez a la
moto. Dentro de la bolsa hay dos botellas y una caja de galletas.
-
Anda,
ven y dame la bolsa la guardaré debajo del asiento y así no tendrás que
llevarla.
-
Está
bien, pero ¿cuándo piensas llevarme? Quedan cinco minutos para empiecen las
clases.
-
Tranquila.
La moto
vuelve a arrancar y yo me aferro otra vez a Declan. Continuamos carretera
adelante, pero no por el camino por el que teníamos que ir, era de imaginar,
adiós primera hora.
-
Bueno,
ya que por lo que veo perderé la primera hora. ¿Quieres decirme dónde demonios
vamos?
-
Es
una sorpresa, hace unos días encontré un sitio un poco a las afueras ¿Has
desayunado?
-
No
¿Por qué?
-
Yo
tampoco, sólo eso.
A los pocos
minutos estamos en uno de los lagos que rodean el pueblo. En él hay una pequeña
playa de piedrecitas y guijarros.
-
¿Este
es lugar del que hablabas?
-
Sí,
¿Te gusta? – Declan mete las manos en los bolsillos del pantalón.
-
Claro,
ya había estado aquí antes. Cuando era pequeña solía venir aquí con mis
padres- me agacho y cojo uno de los
pequeños guijarros entre las manos. Parecen traerme recuerdos de la infancia-
Qué agradable es estar aquí.
Cierro los
ojos y dejo que la brisa acaricie mi rostro esta húmeda y corre más viento así que
la rebeca que llevo parece no ser barrera para el frío, un escalofrío recorre
mi cuerpo y hace que se me ponga la piel de gallina.
-
¿Estás
bien?
-
Sí
claro, no te preocupes. Bueno, ¿a qué esperas? Tengo hambre, las galletas y
esas botellas que llevas en la bolsa… ¿No pensarás tomarte todo eso tú solo?
-
Chica
lista. Anda, vamos.
Declan pasa el brazo por mi hombro. Nos hemos
convertido en verdaderos amigos, antes no nos podíamos casi ni ver sin discutir
y ahora ¿míranos? Nos pasamos la mitad de los días juntos. Todo esto gracias a
que confió en mí y yo le intenté ayudar, bueno no creo que llegase a ayudarle,
simplemente supe como estar a su lado para apoyarle. Y él ahora me ayuda en
todo lo que puede, somos como hermanos.
Nos
acercamos un poco más a la orilla y
Declan se sienta.
-
Vamos
siéntate, o ¿también te importa mancharte un poco?
-
Claro
que no.
Nos reímos
en todo momento, hablamos sobre todo más y las horas parecen minutos, porque me
lo estoy pasando bien.
-
Creo
que es hora de irse, si no si que no llegarás ni a la segunda hora.
-
¿Ya?
¿Tan pronto? Vale, vale porque si no tú tendrías que darle explicaciones a mis
padres.
Le sonrío.
-
Emm…
mejor nos vamos ¿no? No me gustaría que tu padre se echase sobre mí.
Volvemos a
subir a la moto por tercera vez esta mañana y yo vuelvo a aferrarme a Declan.
Seguimos hablando de camino al instituto.
-
Bueno…
y ¿qué tal van las cosas con Ashton?
-
Pues…
-
Es
que como dijiste que estabas preocupada.
-
No,
exactamente, creo que está cambiado, diferente, llámalo como quieras. En los
dos años que llevo con él nunca había sido así.
-
No
te preocupes. Todo pasará.
Declan gira
la cabeza y su mirada me inspira confianza, seguridad. Pero miro detrás de él y
puedo ver como un coche se acerca a nosotros a gran velocidad, está muy cerca.
-
¡Declan!
¡El coche!
-
¿¡Qué!?
¿A qué te refieres?
-
¡Ese
coche va a chocar con nosotros!
El
conductor del parece no vernos, no se detiene y Declan intenta conseguir otra
vez el control de la moto. Esquivamos el coche en el momento justo para que no
nos engulla bajo sus ruedas, pero Declan no ha reaccionado lo suficientemente
rápido como para que la moto siga en pie y los dos damos con nuestros cuerpos
en el asfalto caliente.
Oigo
chirriar la rueda de la moto y mi cabeza retumba cuando doy con el casco en el
suelo. Dicen que en estos momentos no debemos movernos, pero quería ver si
Declan estaba bien así que giré la cabeza y pude ver como estaba tendido en el
asfalto pero después se levantó. Mi vista comenzó a nublarse y volví a girar la
cabeza, fue lo último que vi la rueda de la moto girando sobre si misma con
movimiento ralentizado, lo que oí antes de que la oscuridad surgiese fue la voz
de Declan pronunciando mi nombre.
-
¡Kayla!
¡Kayla! Eh, despierta vamos. Vuelve conmigo. Vamos, no cierres los ojos. Todo
está bien.
Vuelvo un
poco en mí y Declan coge mi cabeza entre sus manos, intento abrir los ojos,
pero los párpados me pesan demasiado y mi vista vuelve a nublarse, después la
cabeza me da un vuelco y ahora sí, la oscuridad me convierte en su presa.